Deuteronomio 8:16 = “que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien”
La prueba es un proceso donde Dios pone a prueba a sus hijos, y tiene la expectativa de que aprueben. Este proceso es para preparar a sus hijos para que hereden sus promesas, es decir, para hacerles bien. Dios nos enseña su palabra y luego permite que ocurran distintas situaciones en la vida donde pongamos en práctica lo que hemos aprendido y obedezcamos su palabra pese a las circunstancias adversas. En otras palabras, Dios usa las situaciones de la vida como un examen donde espera que aprobemos.
Para definir bien este proceso veremos a continuación dos características importantes de lo que es la prueba:
1. La prueba examina el corazón.
Proverbios 17:3 = “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; Pero Jehová prueba los corazones”.
Esta palabra en el hebreo es “bakján” y significa probar, examinar, poner a prueba. Da la idea de poner a prueba la pureza de un metal y en este caso del corazón. En este proceso las aleaciones del metal van saliendo y el metal queda más puro. El corazón va siendo expuesto a la prueba que saca a la luz lo impuro y en medio de ella es posible distinguir lo que es de Dios en nosotros y lo que no es de Dios, por que el corazón es examinado y pueden separarse las impurezas. En esta situación se ve el verdadero carácter de una persona.
Por esto Dios probó a los israelitas en el desierto:
Deuteronomio 8:2 = “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos”.
En medio de la prueba se conoce lo que hay dentro del corazón por medio de la obediencia a Dios. Todo lo impuro es lo que no esta de acuerdo con Dios y nos lleva a la desobediencia. Nos lleva a dejar de obedecer la palabra producto del problema que se vive. Con este examen se ve la realidad del corazón del hombre, si realmente obedece a Dios y hace lo que Dios espera de Él o hace lo contrario.
2. Pone a prueba la fe.
1 Pedro 1:7 = “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo…”.
Aquí la palabra “se prueba con fuego”, es en el griego “dokimazo” que significa: poner a prueba con la expectativa de aprobar. Es decir se prueba no para que salga mal, sino para que salga exitoso el proceso, no se concibe la posibilidad de fracaso en este proceso ya que la fe que Dios nos ha dado es efectiva.
La fe debe ser probada para ser usada en tomar las promesas de Dios, porque los que heredan las promesas lo hacen por la fe y la perseverancia. Por lo tanto es necesario tener una fe que ha pasado por la prueba para que por ella tomemos nuestras promesas. Además es por la fe que se obedece a Dios. En medio de la prueba cuando la desobediencia es manifiesta, entonces hay que tomar la fe de Dios para obedecer a la palabra.
En la medida que Dios trata áreas del carácter hay que mantener la fe para que Dios pueda corregir esas áreas y también mantenerse creyendo lo que Dios nos ha prometido. Al no perder la fe y el propósito de la prueba, podremos pasar la prueba.
¿A qué personas prueba Dios?
Dios no prueba a cualquier persona sino a aquellos que son justos y están siendo preparados para algo especial por Dios, para tomar promesas, ministerios, negocios, etc.
Salmos 11:5 = “Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece”.
Claramente quienes son probados por Dios son los justos, no los injustos que no conocen a Dios. Según la Biblia los justos son aquellos que viven por la fe (Hebreos 10:38), por lo tanto aquellos que viven una vida por la fe y están avanzando en la voluntad de Dios en sus vidas son probados por Dios. Aquellos que no viven por fe y están estancados en sus vidas espirituales no son dignos de ser probados.
Por esta razón el que seamos probados es un honor. Por esto el apóstol Santiago dice sobre esto:
Santiago 1:2 = “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…”.
Ser probados es motivo de gozo porque no todos son dignos de ser probados por Dios, eso es concedido a los que avanzan por la fe y son tenidos en cuenta por Dios para estar calificados para tomar las promesas.
Los primeros cristianos de la iglesia primitiva se gozaban en la pruebas porque era un honor para ellos el ser dignos de padecer por Cristo (Hechos 5:41).
Cuando uno entra a la universidad sabe que tiene que dar una serie de pruebas hasta dar la prueba final y acreditar el título. Cuando Dios nos prueba quiere acreditar que somos capaces en Él de tomar las promesas que Él nos ha dado y que podemos poner en práctica lo que nos ha enseñado por su palabra. Muchos se alegran cuando saben que han entrado a una gran carrera y a una gran universidad, cuanto más si Dios nos considera para probarnos y capacitarnos para lo eterno.
Es motivo de alegrarse en gran manera el hecho de ser probados por Dios para hacer cosas grandes para su reino.
Un cordel de acero para comprobar que resiste 1000 Kg. de peso debe ser probado para garantizarlo. Así Dios también prueba a sus hijos para comprobar y demostrar que lo que el ha puesto en ellos es confiable. No es que Dios no lo sepa, es para que sus hijos lo comprueben.
¿Como se desarrolla la prueba?
La prueba no es de un día para otro, sino que es un proceso para aprobar este examen de Dios. En este proceso existe un desarrollo de la prueba donde hay distintos elementos involucrados como veremos a continuación:
Romanos 5:3-5 = “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
Como podemos ver en esta porción de la escritura se mencionan cinco electos involucrados en el proceso de la prueba. Ahora estudiaremos estos elementos que debemos considerar para salir victoriosos de una prueba. Estos son los elementos que deben estar presenten en una prueba de Dios y son necesarios para aprobar este examen.
1. La tribulación
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones”
Viene de la palabra “thilipsis” que significa situación de presión, adversidad, estrechez, aflicción, angustia, atribular, persecución, tribulación.
El proceso de la prueba comienza con una tribulación y esto es motivo de gloriarse. Las tribulaciones son circunstancias o situaciones de presión que todas las personas viven, pero que en Dios son parte de un proceso dirigido. Somos afligidos si hacemos el bien o el mal, por lo tanto es mejor vivir estas situaciones con Dios que sin Dios. Pablo describió como tribulaciones todos los tipos de adversidades que tuvo que enfrentar en su vida cristiana.
Son necesarias para este proceso y es por esta razón que Pedro dijo: no es sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido. No es algo raro es algo normal y parte del avance en la vida cristiana. La tribulación obliga a utilizar la fe.
Esta tribulación está en función del crecimiento de cada persona y lo que puede resistir, porque Dios es fiel y no va a sobrecargarnos (1 Corintios 10:13), ya que es un proceso formativo y no destructivo. La prueba va dirigida a desarrollar fe y carácter en nosotros y no para destruirnos.
Cuando somos sometidos a esta presión se manifiesta en nosotros lo que esta escondido y junto con eso se prueba si nuestras obras son realmente del Espíritu Santo. Por esto la analogía con el fuego de prueba, así el oro cuando se somete a fuego suben y se hacen manifiestas sus impurezas. Es necesario en este proceso de purificación que salga a la luz aquello que no se ve en nosotros en circunstancias normales. Sales a la luz todo mal carácter y mala actitud, e incluso malos espíritus que tenemos albergados dentro de nosotros.
Además esta presión se va a desafiar nuestra fe a creer bajo estas circunstancias lo que Dios ha dicho y prometido.
Dios espera que esta tribulación produzca la segundo, la perseverancia.
2. La perseverancia
“sabiendo que la tribulación produce paciencia (perseverancia)”
La palabra usada para paciencia es la siguiente: “jupomone” que es; resistencia, aguante, perseverar bajo situaciones de presión.
La tribulación cuando es bien entendida por el creyente produce persistencia, desarrolla la capacidad de resistencia bajo presiones con la fuerza de Dios.
Por lo tanto para que se produzca la persistencia debe ser probada la fe:
Santiago 1:3 = “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
La perseverancia toma sentido cuando estamos avanzando en torno a un objetivo o visión. Es permanecer haciendo lo correcto estando bajo adversidad. Tenemos promesas de Dios por delante y sabemos que después de esa tribulación Dios quiere hacernos bien.
Cuando se manifiesta la presión y salen a la luz aquellas cosas que no estaban bien en nosotros, es necesario acudir a Dios y por fe en Él, ser limpiados de eso. Cuando nos encontramos con nuestro mal carácter, con nuestra mala actitud, no es para que nos culpemos y echemos a morir, sino para que sepamos lo que hay en nosotros y entonces poder ser limpios por Dios de eso.
Cuando las cosas no resultan no debemos dudar de las promesas de Dios y de lo que el ha dicho, sino que debemos permanecer y persistir creyendo ante toda adversidad avanzando por la fe. Es en esta fe que podremos ser limpios y purificados.
Los que toman las promesas y llegan al cielo no son aquellos que cometen menos errores y son más perfectos, sino aquellos que creen y perseveran hasta el final, es decir, hasta tomar lo que Dios ha dicho. En este proceso aceptan las imperfecciones de su carácter y se someten a Dios para ser limpiados.
Hebreos 10:36 = “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.
Se necesita persistencia para ir arreglando todas las imperfecciones de nuestro carácter y estar listos para recibir las promesas. De lo contrario, ante la prueba no ofenderemos y dejaremos a Dios:
Marcos 4:16-17 = “Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”.
Es necesario que ante las tribulaciones y todo problema que se presente hay que: seguir, seguir y seguir creyendo y avanzando.
Cuando se mantiene la fe con perseverancia, hace que la fe crezca.
2 Tesalonicenses 1:3-4 = “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.
Una fe grande es una fe que persiste en el tiempo. Cuando no desarrollamos persistencia no podemos aprobar esta prueba y volveremos a repetir este ciclo y la tribulación se mantendrá.
Cuando llegamos a desarrollar una persistencia ante las dificultades, donde no paramos de creer, es entonces cuando nuestra fe crece y logramos aprobar este examen.
3. La aprobación
“y la paciencia (perseverancia), prueba (aprobación)”
Esta palabra en el griego es “dokime” y significa: aprobación, de carácter probado, efecto de la prueba, confiabilidad.
Cuando hemos resistido las tribulaciones con persistencia es cuando somos aprobados y dignos de confianza. La fe que se desarrolla esta aprobada junto con el carácter. Para aprobar las pruebas de Dios se necesita persistencia. Cuando se mantiene firme la fe y el carácter se va purificando comenzamos a estar acreditados y somos candidatos firmes para recibir las promesas de Dios.
Una vez que se desarrolla persistencia, llegamos a estar aprobados y listos para recibir las promesas. El estar aprobado para recibir las promesas produce expectación de que en cualquier momento ocurra lo que se espera.
4. La expectativa
“y la prueba (aprobación), esperanza (expectativa)”
Esta palabra en el griego es “elpis” que significa: esperar con anhelo y expectación.
Cuando sabemos que estamos aprobados hay una gran expectativa en nosotros, porque en cualquier momento recibimos nuestras promesas. Nadie puede estar a la expectativa de recibir su promesa si no esta aprobado. La expectativa es motivo de estar alegres y gozosos.
Por eso dice la palabra que estamos gozosos en la esperanza:
Romanos 12:12 = “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración…”.
Cuando estamos aprobados se genera una expectación de la gloria que se manifestará en nosotros.
2 Corintios 4:17 = “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
Cuando estamos aprobados viene una expectación de avanzar en el reino, porque hemos confiado en lo eterno y de lo eterno que no se veía hemos usado en la prueba. Ninguna tribulación es para siempre y cuando tenemos la expectativa de lo que vendrá después, toda persistencia vale la pena. Porque estamos aprobados para el cielo y para las promesas terrenales, puesto que este camino tiene promesas de esta vida y la venidera (1 Timoteo 4:8). Las expectativas de lo que sucederá crecen cuando en nosotros se va acumulando un cada vez más excelente peso de gloria de Dios. Su naturaleza divina se va haciendo más real en nosotros.
Para poder entender este proceso cuando uno se encuentra en adversidades, y no dudar de las intenciones de Dios se necesita tener el amor de dios en nuestros corazones.
5. El amor
“y la esperanza (expectativa) no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”
Para salir victorioso de una prueba lo que hay que tener muy claro es que Dios nos ama. La expectativa de lo que Dios ha dicho no es una ilusión vacía, ni tampoco una idea de hombre, sino una expectativa en la verdad misma de la palabra y promesas de Dios.
Cuando el amor llena un corazón no existen las vergüenzas ni los temores, porque el murió y se dio a nosotros para que fuésemos salvos. Y si el murió por nosotros no podemos dudar de su benignidad y buenas intenciones hacia nosotros y podemos confiar en Él ante situaciones difíciles sin pensar que nos destruirán. Las tribulaciones no son para destruirnos y Dios las controla para que podamos aprovecharlas en nuestro avance.
Por esto es que ni tribulación ni angustia ni nada podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Alguien que no entiende como es que Dios prueba a sus hijos es alguien que no ha conocido el amor de Dios.
La prueba es un proceso donde Dios pone a prueba a sus hijos, y tiene la expectativa de que aprueben. Este proceso es para preparar a sus hijos para que hereden sus promesas, es decir, para hacerles bien. Dios nos enseña su palabra y luego permite que ocurran distintas situaciones en la vida donde pongamos en práctica lo que hemos aprendido y obedezcamos su palabra pese a las circunstancias adversas. En otras palabras, Dios usa las situaciones de la vida como un examen donde espera que aprobemos.
Para definir bien este proceso veremos a continuación dos características importantes de lo que es la prueba:
1. La prueba examina el corazón.
Proverbios 17:3 = “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; Pero Jehová prueba los corazones”.
Esta palabra en el hebreo es “bakján” y significa probar, examinar, poner a prueba. Da la idea de poner a prueba la pureza de un metal y en este caso del corazón. En este proceso las aleaciones del metal van saliendo y el metal queda más puro. El corazón va siendo expuesto a la prueba que saca a la luz lo impuro y en medio de ella es posible distinguir lo que es de Dios en nosotros y lo que no es de Dios, por que el corazón es examinado y pueden separarse las impurezas. En esta situación se ve el verdadero carácter de una persona.
Por esto Dios probó a los israelitas en el desierto:
Deuteronomio 8:2 = “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos”.
En medio de la prueba se conoce lo que hay dentro del corazón por medio de la obediencia a Dios. Todo lo impuro es lo que no esta de acuerdo con Dios y nos lleva a la desobediencia. Nos lleva a dejar de obedecer la palabra producto del problema que se vive. Con este examen se ve la realidad del corazón del hombre, si realmente obedece a Dios y hace lo que Dios espera de Él o hace lo contrario.
2. Pone a prueba la fe.
1 Pedro 1:7 = “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo…”.
Aquí la palabra “se prueba con fuego”, es en el griego “dokimazo” que significa: poner a prueba con la expectativa de aprobar. Es decir se prueba no para que salga mal, sino para que salga exitoso el proceso, no se concibe la posibilidad de fracaso en este proceso ya que la fe que Dios nos ha dado es efectiva.
La fe debe ser probada para ser usada en tomar las promesas de Dios, porque los que heredan las promesas lo hacen por la fe y la perseverancia. Por lo tanto es necesario tener una fe que ha pasado por la prueba para que por ella tomemos nuestras promesas. Además es por la fe que se obedece a Dios. En medio de la prueba cuando la desobediencia es manifiesta, entonces hay que tomar la fe de Dios para obedecer a la palabra.
En la medida que Dios trata áreas del carácter hay que mantener la fe para que Dios pueda corregir esas áreas y también mantenerse creyendo lo que Dios nos ha prometido. Al no perder la fe y el propósito de la prueba, podremos pasar la prueba.
¿A qué personas prueba Dios?
Dios no prueba a cualquier persona sino a aquellos que son justos y están siendo preparados para algo especial por Dios, para tomar promesas, ministerios, negocios, etc.
Salmos 11:5 = “Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece”.
Claramente quienes son probados por Dios son los justos, no los injustos que no conocen a Dios. Según la Biblia los justos son aquellos que viven por la fe (Hebreos 10:38), por lo tanto aquellos que viven una vida por la fe y están avanzando en la voluntad de Dios en sus vidas son probados por Dios. Aquellos que no viven por fe y están estancados en sus vidas espirituales no son dignos de ser probados.
Por esta razón el que seamos probados es un honor. Por esto el apóstol Santiago dice sobre esto:
Santiago 1:2 = “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…”.
Ser probados es motivo de gozo porque no todos son dignos de ser probados por Dios, eso es concedido a los que avanzan por la fe y son tenidos en cuenta por Dios para estar calificados para tomar las promesas.
Los primeros cristianos de la iglesia primitiva se gozaban en la pruebas porque era un honor para ellos el ser dignos de padecer por Cristo (Hechos 5:41).
Cuando uno entra a la universidad sabe que tiene que dar una serie de pruebas hasta dar la prueba final y acreditar el título. Cuando Dios nos prueba quiere acreditar que somos capaces en Él de tomar las promesas que Él nos ha dado y que podemos poner en práctica lo que nos ha enseñado por su palabra. Muchos se alegran cuando saben que han entrado a una gran carrera y a una gran universidad, cuanto más si Dios nos considera para probarnos y capacitarnos para lo eterno.
Es motivo de alegrarse en gran manera el hecho de ser probados por Dios para hacer cosas grandes para su reino.
Un cordel de acero para comprobar que resiste 1000 Kg. de peso debe ser probado para garantizarlo. Así Dios también prueba a sus hijos para comprobar y demostrar que lo que el ha puesto en ellos es confiable. No es que Dios no lo sepa, es para que sus hijos lo comprueben.
¿Como se desarrolla la prueba?
La prueba no es de un día para otro, sino que es un proceso para aprobar este examen de Dios. En este proceso existe un desarrollo de la prueba donde hay distintos elementos involucrados como veremos a continuación:
Romanos 5:3-5 = “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
Como podemos ver en esta porción de la escritura se mencionan cinco electos involucrados en el proceso de la prueba. Ahora estudiaremos estos elementos que debemos considerar para salir victoriosos de una prueba. Estos son los elementos que deben estar presenten en una prueba de Dios y son necesarios para aprobar este examen.
1. La tribulación
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones”
Viene de la palabra “thilipsis” que significa situación de presión, adversidad, estrechez, aflicción, angustia, atribular, persecución, tribulación.
El proceso de la prueba comienza con una tribulación y esto es motivo de gloriarse. Las tribulaciones son circunstancias o situaciones de presión que todas las personas viven, pero que en Dios son parte de un proceso dirigido. Somos afligidos si hacemos el bien o el mal, por lo tanto es mejor vivir estas situaciones con Dios que sin Dios. Pablo describió como tribulaciones todos los tipos de adversidades que tuvo que enfrentar en su vida cristiana.
Son necesarias para este proceso y es por esta razón que Pedro dijo: no es sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido. No es algo raro es algo normal y parte del avance en la vida cristiana. La tribulación obliga a utilizar la fe.
Esta tribulación está en función del crecimiento de cada persona y lo que puede resistir, porque Dios es fiel y no va a sobrecargarnos (1 Corintios 10:13), ya que es un proceso formativo y no destructivo. La prueba va dirigida a desarrollar fe y carácter en nosotros y no para destruirnos.
Cuando somos sometidos a esta presión se manifiesta en nosotros lo que esta escondido y junto con eso se prueba si nuestras obras son realmente del Espíritu Santo. Por esto la analogía con el fuego de prueba, así el oro cuando se somete a fuego suben y se hacen manifiestas sus impurezas. Es necesario en este proceso de purificación que salga a la luz aquello que no se ve en nosotros en circunstancias normales. Sales a la luz todo mal carácter y mala actitud, e incluso malos espíritus que tenemos albergados dentro de nosotros.
Además esta presión se va a desafiar nuestra fe a creer bajo estas circunstancias lo que Dios ha dicho y prometido.
Dios espera que esta tribulación produzca la segundo, la perseverancia.
2. La perseverancia
“sabiendo que la tribulación produce paciencia (perseverancia)”
La palabra usada para paciencia es la siguiente: “jupomone” que es; resistencia, aguante, perseverar bajo situaciones de presión.
La tribulación cuando es bien entendida por el creyente produce persistencia, desarrolla la capacidad de resistencia bajo presiones con la fuerza de Dios.
Por lo tanto para que se produzca la persistencia debe ser probada la fe:
Santiago 1:3 = “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
La perseverancia toma sentido cuando estamos avanzando en torno a un objetivo o visión. Es permanecer haciendo lo correcto estando bajo adversidad. Tenemos promesas de Dios por delante y sabemos que después de esa tribulación Dios quiere hacernos bien.
Cuando se manifiesta la presión y salen a la luz aquellas cosas que no estaban bien en nosotros, es necesario acudir a Dios y por fe en Él, ser limpiados de eso. Cuando nos encontramos con nuestro mal carácter, con nuestra mala actitud, no es para que nos culpemos y echemos a morir, sino para que sepamos lo que hay en nosotros y entonces poder ser limpios por Dios de eso.
Cuando las cosas no resultan no debemos dudar de las promesas de Dios y de lo que el ha dicho, sino que debemos permanecer y persistir creyendo ante toda adversidad avanzando por la fe. Es en esta fe que podremos ser limpios y purificados.
Los que toman las promesas y llegan al cielo no son aquellos que cometen menos errores y son más perfectos, sino aquellos que creen y perseveran hasta el final, es decir, hasta tomar lo que Dios ha dicho. En este proceso aceptan las imperfecciones de su carácter y se someten a Dios para ser limpiados.
Hebreos 10:36 = “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.
Se necesita persistencia para ir arreglando todas las imperfecciones de nuestro carácter y estar listos para recibir las promesas. De lo contrario, ante la prueba no ofenderemos y dejaremos a Dios:
Marcos 4:16-17 = “Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”.
Es necesario que ante las tribulaciones y todo problema que se presente hay que: seguir, seguir y seguir creyendo y avanzando.
Cuando se mantiene la fe con perseverancia, hace que la fe crezca.
2 Tesalonicenses 1:3-4 = “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.
Una fe grande es una fe que persiste en el tiempo. Cuando no desarrollamos persistencia no podemos aprobar esta prueba y volveremos a repetir este ciclo y la tribulación se mantendrá.
Cuando llegamos a desarrollar una persistencia ante las dificultades, donde no paramos de creer, es entonces cuando nuestra fe crece y logramos aprobar este examen.
3. La aprobación
“y la paciencia (perseverancia), prueba (aprobación)”
Esta palabra en el griego es “dokime” y significa: aprobación, de carácter probado, efecto de la prueba, confiabilidad.
Cuando hemos resistido las tribulaciones con persistencia es cuando somos aprobados y dignos de confianza. La fe que se desarrolla esta aprobada junto con el carácter. Para aprobar las pruebas de Dios se necesita persistencia. Cuando se mantiene firme la fe y el carácter se va purificando comenzamos a estar acreditados y somos candidatos firmes para recibir las promesas de Dios.
Una vez que se desarrolla persistencia, llegamos a estar aprobados y listos para recibir las promesas. El estar aprobado para recibir las promesas produce expectación de que en cualquier momento ocurra lo que se espera.
4. La expectativa
“y la prueba (aprobación), esperanza (expectativa)”
Esta palabra en el griego es “elpis” que significa: esperar con anhelo y expectación.
Cuando sabemos que estamos aprobados hay una gran expectativa en nosotros, porque en cualquier momento recibimos nuestras promesas. Nadie puede estar a la expectativa de recibir su promesa si no esta aprobado. La expectativa es motivo de estar alegres y gozosos.
Por eso dice la palabra que estamos gozosos en la esperanza:
Romanos 12:12 = “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración…”.
Cuando estamos aprobados se genera una expectación de la gloria que se manifestará en nosotros.
2 Corintios 4:17 = “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
Cuando estamos aprobados viene una expectación de avanzar en el reino, porque hemos confiado en lo eterno y de lo eterno que no se veía hemos usado en la prueba. Ninguna tribulación es para siempre y cuando tenemos la expectativa de lo que vendrá después, toda persistencia vale la pena. Porque estamos aprobados para el cielo y para las promesas terrenales, puesto que este camino tiene promesas de esta vida y la venidera (1 Timoteo 4:8). Las expectativas de lo que sucederá crecen cuando en nosotros se va acumulando un cada vez más excelente peso de gloria de Dios. Su naturaleza divina se va haciendo más real en nosotros.
Para poder entender este proceso cuando uno se encuentra en adversidades, y no dudar de las intenciones de Dios se necesita tener el amor de dios en nuestros corazones.
5. El amor
“y la esperanza (expectativa) no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”
Para salir victorioso de una prueba lo que hay que tener muy claro es que Dios nos ama. La expectativa de lo que Dios ha dicho no es una ilusión vacía, ni tampoco una idea de hombre, sino una expectativa en la verdad misma de la palabra y promesas de Dios.
Cuando el amor llena un corazón no existen las vergüenzas ni los temores, porque el murió y se dio a nosotros para que fuésemos salvos. Y si el murió por nosotros no podemos dudar de su benignidad y buenas intenciones hacia nosotros y podemos confiar en Él ante situaciones difíciles sin pensar que nos destruirán. Las tribulaciones no son para destruirnos y Dios las controla para que podamos aprovecharlas en nuestro avance.
Por esto es que ni tribulación ni angustia ni nada podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Alguien que no entiende como es que Dios prueba a sus hijos es alguien que no ha conocido el amor de Dios.
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