En este camino hacia el avivamiento y al crecimiento espiritual, nos encontraremos con muchos obstáculos, de los cuales aprenderemos y nos servirá para enfrentar nuestra vida de mejor manera.
De todo los obstáculos hay uno que es muy peligroso, no por su carácter destructivo, ni por lo doloroso que puede ser, sino que porque es un enemigo silencioso y que forma parte de nuestra naturaleza y está presente en cada área de nuestra vida.
¿Cuál es este?
El sueño. Pr 6 : 9 = Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
En esta cita Dios nos reprende a salir del sueño, y no se trata de un sueño por cansancio o para reponerse, sino de un espíritu totalmente diferente.
Una persona puede dormir cuando está cansada, cuando necesita reponer fuerzas o cuando no tiene nada que hacer.
V.9 -10 = ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo.
El estado de la persona en este versículo aunque ya se despierta, es como si aun durmiera porque trata de acomodarse y sigue dormitando.
Ej: Cuando un estudiante de diseño tiene que hacer un trabajo en su casa y tiene que trabajar toda la noche, hasta la madrugada, al otro día, su familia sabiendo esto, lo deja dormir porque sabe el desgaste y que necesita recuperarse, pero una persona que se duerme temprano y al otro día pasan las horas y no despierta, es necesario despertarle porque está abusando del sueño y tiene que cumplir con sus responsabilidades.
De la misma manera a veces vivimos nuestra vida en un eterno sueño del que no queremos despertar, y no nos damos cuenta que nuestras promesas y oportunidades pasan a nuestro lado y no somos capaces de tomarlas.
Este estado tiene otro nombre: INERCIA.
La inercia es un mal que puede estar en toda persona, ataca silenciosamente y lo peor de todo es que no sabes que esta, ni cuando empezó, ya que todo parece normal, a nuestro parecer, excepto que sutilmente nuestro interés comienza a decaer y perdemos la visión, pudiendo pasar años de esta manera.
Inercia: Resistencia o dificultad al cambio, no existe movimiento, aceleración ni velocidad.
Sinónimos: Pereza, pasividad, apatía, desgano, rutina.
Podemos decir entonces que es un estado constante y parejo sin ningún cambio.
Una persona realiza una actividad que tiende a ser repetitiva, termina haciéndolo sin interés, sin ganas y el resultado ya deja de importar.
Ej: cuando uno tiene que planchar, cuando toma la primera camisa se preocupa de los detalles, de las costuras, del cuello, le dedica el tiempo que necesite, la dobla, y se preocupa que quede perfectamente doblada. Pero cuando llevamos 50 camisas, ya no importa tanto los detalles sino el terminar el trabajo.
Así pasa con la mayoría de las cosas que se empiezan con muchas ganas, si no se mantiene el mismo ritmo, es inevitable que baje la calidad. En Dios si vivimos una vida de ir los domingos, ir los discipulados, de escuchar la palabra, de cantar, de orar, pero nuestra vida sigue igual que hace 1 año atrás, entonces algo anda mal. Muchas veces partimos con las ganas, pero en algún momento, perdemos la visión y nos dejamos arrastrar por la corriente de la rutina y terminamos conociendo a Dios religiosamente.
Si somos seguidores de Jesucristo, debemos andar como él anduvo, déjeme decirle que Jesús es un Dios de cambios, de movimiento.
Jesús cuando empezó su ministerio al bautizarse, tomó la decisión de irse al desierto. ¿Cuántos de nosotros después de bautizarnos tomaríamos esa decisión? Después de volver fue a buscar a sus discípulos, los cuales escogió de distintos sectores y con distintos oficios. Recorrió durante 3 años y medio diversos lugares sanando, liberando, predicando, haciendo milagros, resucitando gente, enseñando, orando y transformando el plan original de la ley por la gracia. Por lo tanto no paró en ese tiempo, ni para en estos días.
La pregunta es ¿por qué nos cuesta tanto?
Simplemente porque vivimos más en la carne que en el espíritu.
Las cosas que hacemos muchas veces las partimos en el espíritu, fervorosos, con ganas de ver hechas las promesas, pero al cabo de un tiempo y ver que no pasa nada, soltamos la mano de Dios y comenzamos a hacer lo mismo pero en la carne.
Mt 26:40 = Y vino á sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne es débil.
Como la carne es débil, si no hacemos algo para salir de la inercia, terminaremos sumergidos en el sueño y posteriormente en la muerte. Para Dios este estado es como estar en muerte
Ef. 5:14 = Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.
Hch 20:9 = Y un joven llamado Euticho que estaba sentado en la ventana, tomado de un sueño profundo, como Pablo disputaba largamente, postrado del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue alzado muerto.
El permanecer en el sueño o la inercia puede matarnos espiritualmente, ya que a medida que pasa el tiempo todo se vuelve costumbre, y el fuego del espíritu si no tiene combustible deja de arder, si el agua hirviendo que una vez pudimos tener si no la seguimos calentando terminará TIBIA.
Pasamos a ser tibios, no existe algo que nos mueva, ni hacemos algo diferente, el agua caliente necesita calor para permanecer así, y agua helada necesita también lo helado para permanecer, pero el agua tibia no necesita nada, basta con dejarla esperar.
Apoc 3:15-16 = Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, ó caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Todo esto pasa por descuidar la visión tal como a los apóstoles.
Jn 21:3 = Díceles Simón: A pescar voy. Dícenle: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y subieron en una barca; y aquella noche no cogieron nada.
Después de vivir cosas increíbles, de hacer milagros, perdieron la visión de Jesús y volvieron a hacer lo mismo de antes.
V.4 = Y venida la mañana, Jesús se puso á la ribera: mas los discípulos no entendieron que era Jesús.
Tanto así que no lo reconocieron. Ellos compartieron con él, sabían que iba a resucitar, sabían cómo era, pero cuando estaba frente a ellos NO LO VIERON.
Cuántos de nosotros vivimos una religión donde sabemos quién es Jesús, lo que hizo, lo que logró, vamos a la iglesia, sabemos las canciones, los horarios y conocemos a la gente, pero cuando el espíritu se manifiesta no lo VEMOS.
Cuando una persona duerme sigue teniendo responsabilidades, necesidades, sueños, puede tener amigos, novia, ganas, hambre, pero nada puede lograr porque duerme, todo está pero no lo puede suplir porque cuando una persona duerme no puede hacer otra cosa. Sigue habiendo batallas pero no las podemos pelear.
El peor enemigo de lo mejor es lo bueno, ya que nos conformamos y no peleamos por alcanzar las cosas mayores.
Jn 5: 5-8 = Y estaba allí un hombre que había treinta y ocho años que estaba enfermo. Como Jesús vio á éste echado, y entendió que ya había mucho tiempo, dícele: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el estanque cuando el agua fuere revuelta; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido. Dícele Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda.
Este hombre llevaba 38 años esperando llegar primero al pozo junto a muchos enfermos más.
Pero cuantos seguimos esperando como él, a que cambien las cosas, a que mi familia cambie, a que mi economía mejore, y solo nos dedicamos a esperar junto al pozo?
La forma de salir de este estado está expuesto en estos versículos.
V.8 = Levántate, toma tu lecho, y anda.
Dios no nos puede sacar de la inercia, es una decisión que debemos tomar nosotros, él nos apoya, nos alienta a levantarnos, pero nosotros debemos tomar el lecho y andar.
Pr 6:9b = ¿cuando te levantarás de tu sueño?
La decisión es nuestra de nosotros depende si vivimos una rutina o de emoción en emoción.
Rom 12: 11 = En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo al Señor;
2 tim 1:6 = Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos.
Tenemos que salir de la monotonía y tener un espíritu diferente, lleno de fuego, el cual está constantemente cambiando.
Num 14:24 = Empero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y cumplió de ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró y su simiente la recibirá en heredad.
Dn 6:23 = Espíritu diferente
2 reyes 2:2 = Eliseo no se conformó a lo establecido y no soltó su bendición.
Tal como hemos escuchado de los niveles de unción que vio el profeta Ezequiel en Ez 47:3 Para poder crecer tenemos que tener la actitud y tenemos que hacer acción para subir de nivel.
El profeta decidió avanzar 1000 pasos más, saliendo de su estado actual para ir por más. Pero aun así, podemos avanzar mucho, llegar incluso hasta los lomos y conformarnos, viviendo toda una vida así. Tal vez no es malo, ya que existe un nivel de revelación alto, pero no es lo mejor. Hay que destacar que los primeros 3 niveles, el profeta tiene la opción de caminar, por ende de avanzar o retroceder, e incluso estancarse. Pero cuando aparece el rio ya solo tenemos que nadar para permanecer, estamos en un constante movimiento donde el sueño no tiene cabida. Es imposible quedarse quieto en este nivel, porque el espíritu es el que tiene el control, nosotros ya no podemos pararnos por nosotros mismos, es él quien nos dirige. Tenemos que nadar en oración, en palabra, en milagros, sanidades, liberación y no es un nado angustioso o dificultoso, sino es un nado que fluye, nace de adentro porque acá ya no nos importa nada más que Dios y la carne desaparece, entramos al lugar santísimo y no existe nada que pueda parar este fuego, porque Dios tiene el control.
2 comentarios:
Gracias por ser tan claros,
Ruego a Dios mueva mi espiritud sólo en crecimiento para adorarlo, declaro querer alabar su nombre sobre todas las cosas, y no caer en la inercia. Los amo mucho
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