miércoles, 25 de junio de 2008

Restaurando la Genuina Adoración












La Biblia dice que Jerusalén estaba en ruinas completamente luego de la invasión babilónica.

Cuando Dios habla es importante más si lo hace
Tres veces ¿Por qué Dios estaba tan interesado en reconstruir Jerusalén?


Dios puso en tres reyes este sentir para cumplir sus propósitos con el pueblo de Israel, primero lo hizo con en el rey persa Ciro, y lo llamo su siervo años antes. (Ver Is. 45: 1,esd. 1:1), El segundo fue Darío (Esd. 6:1) y el tercero artajerjes ( esd. 6:11).

Luego pone en el corazón de nehemías el restaurar Jerusalén, y este hombre de Dios responde a este llamado exitosamente. Pero ¿Por qué Dios deseaba este acontecimiento?

Siempre se ha hablado de la reconstrucción de lo muros a través de nehemías, de su autonomía como nación, y de la protección que estos otorgaban. Pero hoy vamos a hablar de un principio espiritual que es la reconstrucción de la Adoración, a través de tres etapas:

• Restauración del temor a Dios: Neh. 2:19 el pueblo habia perdido el respeto pos Jehová y por sus representantes ya que llevaban mas de 70 años de cautiverio. Entonces se empezaron a burlar de ellos, ya lo habian intentado dos veces antes con exitos parciales. Dios queria restaurar el temor a Él, Isaias dijo la siguiente afirmación del pueblo: “De labios me honrar pero su corazon esta lejos de mi, y su temor de mi no es mas que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”.

Prov.9:10 “ El principio( heb. Inicio) de la sabiduría (Conocimiento de Cristo) es el Temor de Jehová”. Cuando perdemos el temor a Dios nuestra vida espiritual va en descenso.

Ex. 14:31 “ Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecuto contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová y creyeron a Jehová y a moisés su siervo” El temor precede a la fe. Con saulo sucedió exactamente igual, el ejecutaba a los cristianos sin temor al Señor, y tuvo un encuentro con el Señor Jesús y temió, se postro ante Él.

Ex. 20:20 “ …Para probaros vino Dios, y para que su temor este delante de vosotros para que no pequéis” .





¿Cómo sabemos que perdimos el temor a Dios? El síntoma mas claro es la perdida de santidad. Nos auto indultamos comenzamos a traspasar los limites dados por Dios.

• El Segundo punto de restauración era La Santidad: Neh. 10:29 “Se reunieron con sus hermanos y sus principales para protestar y jurar que andarían el la ley de Dios, que fue dada a Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Dios”.
Ellos hicieron una promesa a Dios de ser diferentes con esto ellos dijeron” Todo lo que hay dentro de los muros es Santo”. Vamos a vivir de una manera distinta de los que están fuera de nuestros muros. El temor a Dios va de la mano con la santidad cuando uno se traspasa el otro también se traspasa. Cuando el temor a Dios es superficial, la santidad también lo es.

(Resumen)

Estas dos etapas nos llevan a el tercer punto que es
• Restauración del adorador: Esd. 6:15” Y este templo fue terminado el tercer día del mes de adar.” Es importante notar que la restauración del templo terrenal fue antes que la restauración de Jerusalén, con esto también se restaura la adoración para Israel. Ademas en neh. 8:6 al terminar los muros adoran al Señor.

¿Qué es la Adoración? Sing. Exteriorizar amor o admiración por algo o alguien. Cuando andamos en los principios de Dios ¿Que estamos exteriorizando? Estamos exteriorizando a Dios, o sea estamos adorando a Dios, pero cuando comenzamos a mentir, a maldecir u otras cosa comenzamos a exteriorizar frutos del enemigo.
El cantar por eso es un fruto de adoración, ya que exteriorizamos nuestro amor por Dios, también lo es el levantar las manos, arrodillarnos, y vivir en los principios de Dios. ¿Qué estamos expresando con nuestras acciones?....

En el antiguo pacto era postrarse, pero en el nuevo pacto es estar tan cerca como para besar a alguien. Debemos procurar que cuando exteriorizamos nuestro amor o admiración por Dios estemos tan cerca como para besar el rostro de Dios.


Le invito a Recuperar lo primero: “el temor a Dios, para que a través de la santidad expresemos nuestro amor por Dios, que es nuestro amado. Si activamos el temor a Dios y la santidad obtendremos la adoración que Dios desea, el busca adoradores, solo a través de estos elementos podremos realmente vivir una vida en victoria.

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jueves, 24 de abril de 2008

La Inercia

En este camino hacia el avivamiento y al crecimiento espiritual, nos encontraremos con muchos obstáculos, de los cuales aprenderemos y nos servirá para enfrentar nuestra vida de mejor manera.

De todo los obstáculos hay uno que es muy peligroso, no por su carácter destructivo, ni por lo doloroso que puede ser, sino que porque es un enemigo silencioso y que forma parte de nuestra naturaleza y está presente en cada área de nuestra vida.



¿Cuál es este?

El sueño. Pr 6 : 9 = Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?

En esta cita Dios nos reprende a salir del sueño, y no se trata de un sueño por cansancio o para reponerse, sino de un espíritu totalmente diferente.

Una persona puede dormir cuando está cansada, cuando necesita reponer fuerzas o cuando no tiene nada que hacer.

V.9 -10 = ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo.

El estado de la persona en este versículo aunque ya se despierta, es como si aun durmiera porque trata de acomodarse y sigue dormitando.

Ej: Cuando un estudiante de diseño tiene que hacer un trabajo en su casa y tiene que trabajar toda la noche, hasta la madrugada, al otro día, su familia sabiendo esto, lo deja dormir porque sabe el desgaste y que necesita recuperarse, pero una persona que se duerme temprano y al otro día pasan las horas y no despierta, es necesario despertarle porque está abusando del sueño y tiene que cumplir con sus responsabilidades.

De la misma manera a veces vivimos nuestra vida en un eterno sueño del que no queremos despertar, y no nos damos cuenta que nuestras promesas y oportunidades pasan a nuestro lado y no somos capaces de tomarlas.

Este estado tiene otro nombre: INERCIA.

La inercia es un mal que puede estar en toda persona, ataca silenciosamente y lo peor de todo es que no sabes que esta, ni cuando empezó, ya que todo parece normal, a nuestro parecer, excepto que sutilmente nuestro interés comienza a decaer y perdemos la visión, pudiendo pasar años de esta manera.

Inercia: Resistencia o dificultad al cambio, no existe movimiento, aceleración ni velocidad.

Sinónimos: Pereza, pasividad, apatía, desgano, rutina.

Podemos decir entonces que es un estado constante y parejo sin ningún cambio.

Una persona realiza una actividad que tiende a ser repetitiva, termina haciéndolo sin interés, sin ganas y el resultado ya deja de importar.

Ej: cuando uno tiene que planchar, cuando toma la primera camisa se preocupa de los detalles, de las costuras, del cuello, le dedica el tiempo que necesite, la dobla, y se preocupa que quede perfectamente doblada. Pero cuando llevamos 50 camisas, ya no importa tanto los detalles sino el terminar el trabajo.

Así pasa con la mayoría de las cosas que se empiezan con muchas ganas, si no se mantiene el mismo ritmo, es inevitable que baje la calidad. En Dios si vivimos una vida de ir los domingos, ir los discipulados, de escuchar la palabra, de cantar, de orar, pero nuestra vida sigue igual que hace 1 año atrás, entonces algo anda mal. Muchas veces partimos con las ganas, pero en algún momento, perdemos la visión y nos dejamos arrastrar por la corriente de la rutina y terminamos conociendo a Dios religiosamente.

Si somos seguidores de Jesucristo, debemos andar como él anduvo, déjeme decirle que Jesús es un Dios de cambios, de movimiento.

Jesús cuando empezó su ministerio al bautizarse, tomó la decisión de irse al desierto. ¿Cuántos de nosotros después de bautizarnos tomaríamos esa decisión? Después de volver fue a buscar a sus discípulos, los cuales escogió de distintos sectores y con distintos oficios. Recorrió durante 3 años y medio diversos lugares sanando, liberando, predicando, haciendo milagros, resucitando gente, enseñando, orando y transformando el plan original de la ley por la gracia. Por lo tanto no paró en ese tiempo, ni para en estos días.

La pregunta es ¿por qué nos cuesta tanto?

Simplemente porque vivimos más en la carne que en el espíritu.

Las cosas que hacemos muchas veces las partimos en el espíritu, fervorosos, con ganas de ver hechas las promesas, pero al cabo de un tiempo y ver que no pasa nada, soltamos la mano de Dios y comenzamos a hacer lo mismo pero en la carne.

Mt 26:40 = Y vino á sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne es débil.

Como la carne es débil, si no hacemos algo para salir de la inercia, terminaremos sumergidos en el sueño y posteriormente en la muerte. Para Dios este estado es como estar en muerte

Ef. 5:14 = Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

Hch 20:9 = Y un joven llamado Euticho que estaba sentado en la ventana, tomado de un sueño profundo, como Pablo disputaba largamente, postrado del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue alzado muerto.

El permanecer en el sueño o la inercia puede matarnos espiritualmente, ya que a medida que pasa el tiempo todo se vuelve costumbre, y el fuego del espíritu si no tiene combustible deja de arder, si el agua hirviendo que una vez pudimos tener si no la seguimos calentando terminará TIBIA.

Pasamos a ser tibios, no existe algo que nos mueva, ni hacemos algo diferente, el agua caliente necesita calor para permanecer así, y agua helada necesita también lo helado para permanecer, pero el agua tibia no necesita nada, basta con dejarla esperar.

Apoc 3:15-16 = Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, ó caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

Todo esto pasa por descuidar la visión tal como a los apóstoles.

Jn 21:3 = Díceles Simón: A pescar voy. Dícenle: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y subieron en una barca; y aquella noche no cogieron nada.

Después de vivir cosas increíbles, de hacer milagros, perdieron la visión de Jesús y volvieron a hacer lo mismo de antes.

V.4 = Y venida la mañana, Jesús se puso á la ribera: mas los discípulos no entendieron que era Jesús.

Tanto así que no lo reconocieron. Ellos compartieron con él, sabían que iba a resucitar, sabían cómo era, pero cuando estaba frente a ellos NO LO VIERON.

Cuántos de nosotros vivimos una religión donde sabemos quién es Jesús, lo que hizo, lo que logró, vamos a la iglesia, sabemos las canciones, los horarios y conocemos a la gente, pero cuando el espíritu se manifiesta no lo VEMOS.

Cuando una persona duerme sigue teniendo responsabilidades, necesidades, sueños, puede tener amigos, novia, ganas, hambre, pero nada puede lograr porque duerme, todo está pero no lo puede suplir porque cuando una persona duerme no puede hacer otra cosa. Sigue habiendo batallas pero no las podemos pelear.

El peor enemigo de lo mejor es lo bueno, ya que nos conformamos y no peleamos por alcanzar las cosas mayores.

Jn 5: 5-8 = Y estaba allí un hombre que había treinta y ocho años que estaba enfermo. Como Jesús vio á éste echado, y entendió que ya había mucho tiempo, dícele: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el estanque cuando el agua fuere revuelta; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido. Dícele Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda.

Este hombre llevaba 38 años esperando llegar primero al pozo junto a muchos enfermos más.

Pero cuantos seguimos esperando como él, a que cambien las cosas, a que mi familia cambie, a que mi economía mejore, y solo nos dedicamos a esperar junto al pozo?

La forma de salir de este estado está expuesto en estos versículos.

V.8 = Levántate, toma tu lecho, y anda.

Dios no nos puede sacar de la inercia, es una decisión que debemos tomar nosotros, él nos apoya, nos alienta a levantarnos, pero nosotros debemos tomar el lecho y andar.

Pr 6:9b = ¿cuando te levantarás de tu sueño?

La decisión es nuestra de nosotros depende si vivimos una rutina o de emoción en emoción.

Rom 12: 11 = En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo al Señor;

2 tim 1:6 = Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos.

Tenemos que salir de la monotonía y tener un espíritu diferente, lleno de fuego, el cual está constantemente cambiando.

Num 14:24 = Empero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y cumplió de ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró y su simiente la recibirá en heredad.

Dn 6:23 = Espíritu diferente

2 reyes 2:2 = Eliseo no se conformó a lo establecido y no soltó su bendición.

Tal como hemos escuchado de los niveles de unción que vio el profeta Ezequiel en Ez 47:3 Para poder crecer tenemos que tener la actitud y tenemos que hacer acción para subir de nivel.

El profeta decidió avanzar 1000 pasos más, saliendo de su estado actual para ir por más. Pero aun así, podemos avanzar mucho, llegar incluso hasta los lomos y conformarnos, viviendo toda una vida así. Tal vez no es malo, ya que existe un nivel de revelación alto, pero no es lo mejor. Hay que destacar que los primeros 3 niveles, el profeta tiene la opción de caminar, por ende de avanzar o retroceder, e incluso estancarse. Pero cuando aparece el rio ya solo tenemos que nadar para permanecer, estamos en un constante movimiento donde el sueño no tiene cabida. Es imposible quedarse quieto en este nivel, porque el espíritu es el que tiene el control, nosotros ya no podemos pararnos por nosotros mismos, es él quien nos dirige. Tenemos que nadar en oración, en palabra, en milagros, sanidades, liberación y no es un nado angustioso o dificultoso, sino es un nado que fluye, nace de adentro porque acá ya no nos importa nada más que Dios y la carne desaparece, entramos al lugar santísimo y no existe nada que pueda parar este fuego, porque Dios tiene el control.

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miércoles, 23 de abril de 2008

La Queja


La queja es algo que hoy en día vemos en todas partes. Todo es motivo de malestar y queja. El día nublado, el mal sueldo, el mal jefe, la comida, la familia, etc.; para quienes quieran buscar motivos para quejarse siempre los encontrarán. El problema es que la queja desagrada a Dios y nos perjudica en la vida, ya que hace que nuestros días sean desagradables.

¿Qué es la queja? y ¿Qué significa?

La palabra que en el griego se refiere a la queja en casi todo el nuevo testamento se traduce como murmuración. Esta es la palabra que usa Pablo para describir las quejas y murmuraciones que tuvieron los Israelitas cuando estuvieron en el desierto (1 Corintios 10:10). Porque en el antiguo testamento dicha palabra se traduce de las dos maneras.

Griego: Gongusmos. Gruñir, rezongar, regañadientes, murmullo. Quejarse, expresar un disgusto o molestia en forma secreta (murmullo, por esto se traduce como murmuración) o abierta (cuando en la parábola se quejan contra el padre de familia, Mateo 20:31).

Hebreo: Lin. Esta es la palabra análoga de gongusmos. Significa quedarse permanentemente en un lugar y por eso obstinación. Al expresarlo en palabras es quejarse. Se traduce como queja (Números 14:2) y también como murmuración (Números 16:41).


I. Características de la queja:

1. La queja nace de un corazón con una actitud negativa.

Las quejas pueden provenir de un corazón descontento, insatisfecho, amargado, desagradecido de Dios. Otras actitudes también pueden ser desagrado, malestar, etc. La queja manifiesta en palabras el descontento con la vida, y con todo.

Estas personas descontentas siempre están viendo las cosas malas y no tiene la capacidad de ver las misericordias de Dios. Existe un “NEGATIVISMO” marcado.

2. La queja se manifiesta en una situación y va dirigida contra alguien.

La queja es un malestar interno que se manifiesta en las situaciones. Cuando se da la situación que produce molestia, producto del descontento interno la queja recaerá sobre alguna persona.

Cuando algo me molesta contra alguien tengo que canalizarlo. Cuando nos quejamos de algo queramos o no, va a involucrar a alguien.

Algunos se quejan de Dios, otros de su jefe, otros de su trabajo, otros de su colegio, otros se su casa, otros de lo que tienen, otros de lo que no tienen, otros de sus padres, amigos, hermanos etc. Pero como Dios es quien deja que vivamos lo que vivimos, indudablemente que las quejas van indudablemente dirigidas a Dios porque Él es el dueño de las circunstancias.

II. Ejemplos de los tipos de quejas:

A continuación revisaremos diferentes ejemplos donde se encuentran las dos características de la queja ya mencionadas.

1. La queja movida por la envidia.

Mateo 20:11-15 = “Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?”

En este caso se encontraba la envidia albergada en el corazón de estos obreros de la viña y cuando vieron que el padre de familia trató a otros en forma especial se sintieron tocados y se quejaron contra Él. Esto no les afectaba a ellos, puesto que ellos ya habían hecho su contrato, pero el descontento se mostró en esa situación.

Cuantos se quejan contra lo padres porque según ellos hacen diferencia, cuantos se quejan contra Dios porque les da ciertos dones o ministerios a otros. Cuantos se quejan contra un profesor porque piensan que hace diferencia. Entonces terminan gruñendo y rezongando. Como estos existen muchos casos más.

2. La queja movida por la ofensa ante la palabra.

Juan 6:60 = “Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?”

En esta situación los mismos discípulos de Jesús se quejaron porque encontraron fuertes las demandas de Jesucristo y su palabra. Cuando la palabra chocó con los pensamientos propios que tenían, se ofendieron y se quejaron contra Jesús. Tenían malas actitudes albergadas en su corazón que fueron confrontadas con la palabra. Pensaron mal de Jesús.

Muchos terminan quejándose cuando una prédica del pastor fue en contra de lo que pensaban o bien lo les gustó una corrección.

3. La queja movida por la codicia.

Números 11:1-6 = “Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió. Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos. Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos”.

En este caso existía codicia en el corazón de los Israelitas que estuvieron en el desierto. No estaban contentos con lo que tenían, el maná no era suficiente para ellos. Por esto se quejaron de que estaban artos del maná y que querían ya comer otra cosa. Entonces empezaron a decir que estaban mejor en Egipto sin Dios que en el desierto, recordando los deleites que había en Egipto. No miraban que habían sido liberados, sino lo que no tenían.

Muchos están siguiendo a Dios pero con motivos equivocados. Tienen deseos carnales, codician cosas y quieren que Dios se las de. Tienen estas motivaciones escondidas y cuando no les están satisfaciendo sus deseos terminan quejándose contra Dios. Muchos están desmedidamente deseando dinero, una pareja y muchas otras cosas, pero su primer interés no es Dios. Si pasa tiempo en que sus deseos no son satisfechos se quejan murmurando contra Dios.

4. La queja movida por un descontento generalizado.

Números 14:2-4 = “Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto”.

Los israelitas se quejaron porque no querían pelear para tomar Canaán y no tenían fe para hacerlo. Estaban evadiendo su responsabilidad. Primero estaban codiciando lo que no tenían y si esta actitud no para crece el descontento. Alguien que esta descontento con lo que vive, no quiere afrontar su responsabilidad en la vida. Dijeron que era mejor morir que vivir lo que estaban viviendo y las quejas fueron contra Moisés que era el líder por no para esa actitud.

Cuando las cosas no resultan bien no podemos empezar a quejarnos contra los líderes o pastores. En este nivel de descontento la queja empieza a convertirse en una actitud adversa hacia los líderes. Esta actitud fue creciendo llegando más tarde a culpar a Moisés y Aarón por la muerte de aquellos que se rebelaron contra ellos. Aquí la queja toma un carácter ofensivo y detractor en contra de los líderes de Dios.

Números 16:41 = “El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová”.

Aquí se observa que el malestar seguía presente en los corazones de los Israelitas y ante cualquier cosa se quejaban y murmuraban contra los líderes (Números 17:5).

Es importante recalcar que todas las quejas van dirigidas a alguien con distintos niveles de intensidad siendo el más fuerte la detracción contra un líder de Dios. Toda queja o forma de queja es en contra de una autoridad, ya que siempre en todo hay una autoridad involucrada, sean padres, profesores, funcionarios de gobierno, pastores, etc.; y como sabemos que toda autoridad ha sido puesta por Dios y quien las resiste a Dios mismo resiste, el que se queja se queja contra Dios.
III. Consecuencias de la queja:

1. Las malas quejas se cumplen

Números 14:27-28 = “¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan? Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros”.

Todo lo malo que hayamos dicho en nuestra queja se cumplirá (tiene que ver con el poder de a lengua). Si dijimos que nuestra vida es mala, mala será. Si dijimos que así como van las cosas nos irá mal, entonces nos irá mal. En este caso los Israelitas dijeron que morirían en el desierto y eso les ocurrió.

2. Destrucción y muerte.

Cuando los Israelitas se quejaron por el descontento de sus privaciones en el desierto (Números 11:1), cuando se quejaron porque en Canaán habían gigantes (Números 14:2-3,29) y cuando se quejaron contra Moisés y Aarón culpándolos de la muerte de Coré y sus séquitos (Números 16:41; 17:5,10); en estos tres casos hubo muerte y destrucción. En algunos casos fue directo y en otros, paso un tiempo.

El destructor mata la vida, puede no ser literal, sino que también la vida espiritual y los sueños. Como se vemos se quejaron los Israelitas y descendió fuego del cielo y los consumió. Esto fue por quejarse contra Dios y también por quejarse contra los líderes.

IV. Que hacer en lugar de quejarse:

1. Tener acción de gracias a Dios en todo.

Colosenses 4:2 = “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias…”

Filipenses 4:6-7 = “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

En vez de quejarse debemos pedirle a Dios lo que necesitamos junto con dar gracias. Estas gracias son en fe creyendo lo que Dios nos ha prometido. Así eliminamos el afán, la ansiedad y la queja.

Estas acciones de gracias se expresan de dos maneras:

· Dando gracias en todo.

1 Tesalonicenses 5:18 = “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

Claramente dar gracias a Dios en toda circunstancia es la voluntad de Dios para que no caigamos en la queja. Siempre pasemos lo que pasemos hay algo porque dar gracias a Dios, partiendo por nuestra salvación y amor por nosotros. Si estamos contentos con lo que tenemos podremos agradecer.

· Dando gracias por todo.

Efesios 5:20 = “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.

Todas las situaciones nos vienen a bien para aquellos que amamos a Dios, por lo tanto si sabemos que lo que estamos pasando es para algo bueno, entonces podemos agradecerle a Dios por eso.

2. Tener contentamiento.

Debemos dar gracias por todo y en todo porque debemos tener contentamiento en nuestro corazón. El contentamiento es estar bien y contentos con lo que tenemos.

1 Timoteo 6:6-10 = “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.

Claramente para no caer en queja por la codicia o descontento, hay que tener contentamiento con lo que tenemos hoy. No es malo querer mejores cosas, lo malo es cuando es excesivo llegando al punto de la codicia. Se puede codiciar dinero, una mujer y muchas cosas más. Por lo tanto si tenemos para vivir, estemos contentos con lo que tengamos.

3. Alabar a Dios.

Efesios 5:19 = “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones…”

El contentamiento y la gratitud a Dios provienen de una persona que alaba a Dios. Cuando se comienza a exaltar a Dios por quién es y por todo lo que ha hecho en nuestras vidas, comienza a fluir la gratitud y el contentamiento en nuestras vidas. Por eso después de esta cita una vez que alabamos a Dios viene la gratitud por todo. Por eso la palabra habla de alabar a Dios con acción de gracias.

V. Beneficios de alabar a Dios, ser agradecidos con Él y estar contentos con eso:

1. Dios multiplicará las cosas por las cuáles le agradecemos.

Juan 6:11-12 = “Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido”.

Jesús al enfrentar una situación donde tenía muy poca provisión para toda la gente que había, en vez de quejarse dio gracias enfocándose en lo que tenía. Producto de esto le provisión fue multiplicada.

2. Recibiremos las bendiciones de Dios.

Deuteronomio 28:47-48 = “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte”.

La obediencia que Dios demanda para recibir sus bendiciones y promesas debe ser con alegría y gozo de lo contrario esto no ocurrirá. Porque aún si recibimos sus promesas, si servimos a Dios con mala actitud, nos vendrán las maldiciones.

Por esta razón Pablo llevó a cabo su misión con una buena actitud:

1 Corintios 9:16-17 = “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada”.

Cuando uno esta haciendo lo que fue mandado a hacer es algo que produce gozo en el corazón.

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domingo, 30 de marzo de 2008

Pasando la prueba



Deuteronomio 8:16 = “que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien”

La prueba es un proceso donde Dios pone a prueba a sus hijos, y tiene la expectativa de que aprueben. Este proceso es para preparar a sus hijos para que hereden sus promesas, es decir, para hacerles bien. Dios nos enseña su palabra y luego permite que ocurran distintas situaciones en la vida donde pongamos en práctica lo que hemos aprendido y obedezcamos su palabra pese a las circunstancias adversas. En otras palabras, Dios usa las situaciones de la vida como un examen donde espera que aprobemos.

Para definir bien este proceso veremos a continuación dos características importantes de lo que es la prueba:

1. La prueba examina el corazón.

Proverbios 17:3 = “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; Pero Jehová prueba los corazones”.

Esta palabra en el hebreo es “bakján” y significa probar, examinar, poner a prueba. Da la idea de poner a prueba la pureza de un metal y en este caso del corazón. En este proceso las aleaciones del metal van saliendo y el metal queda más puro. El corazón va siendo expuesto a la prueba que saca a la luz lo impuro y en medio de ella es posible distinguir lo que es de Dios en nosotros y lo que no es de Dios, por que el corazón es examinado y pueden separarse las impurezas. En esta situación se ve el verdadero carácter de una persona.

Por esto Dios probó a los israelitas en el desierto:

Deuteronomio 8:2 = “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos”.

En medio de la prueba se conoce lo que hay dentro del corazón por medio de la obediencia a Dios. Todo lo impuro es lo que no esta de acuerdo con Dios y nos lleva a la desobediencia. Nos lleva a dejar de obedecer la palabra producto del problema que se vive. Con este examen se ve la realidad del corazón del hombre, si realmente obedece a Dios y hace lo que Dios espera de Él o hace lo contrario.

2. Pone a prueba la fe.

1 Pedro 1:7 = “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo…”.

Aquí la palabra “se prueba con fuego”, es en el griego “dokimazo” que significa: poner a prueba con la expectativa de aprobar. Es decir se prueba no para que salga mal, sino para que salga exitoso el proceso, no se concibe la posibilidad de fracaso en este proceso ya que la fe que Dios nos ha dado es efectiva.

La fe debe ser probada para ser usada en tomar las promesas de Dios, porque los que heredan las promesas lo hacen por la fe y la perseverancia. Por lo tanto es necesario tener una fe que ha pasado por la prueba para que por ella tomemos nuestras promesas. Además es por la fe que se obedece a Dios. En medio de la prueba cuando la desobediencia es manifiesta, entonces hay que tomar la fe de Dios para obedecer a la palabra.

En la medida que Dios trata áreas del carácter hay que mantener la fe para que Dios pueda corregir esas áreas y también mantenerse creyendo lo que Dios nos ha prometido. Al no perder la fe y el propósito de la prueba, podremos pasar la prueba.

¿A qué personas prueba Dios?

Dios no prueba a cualquier persona sino a aquellos que son justos y están siendo preparados para algo especial por Dios, para tomar promesas, ministerios, negocios, etc.

Salmos 11:5 = “Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece”.

Claramente quienes son probados por Dios son los justos, no los injustos que no conocen a Dios. Según la Biblia los justos son aquellos que viven por la fe (Hebreos 10:38), por lo tanto aquellos que viven una vida por la fe y están avanzando en la voluntad de Dios en sus vidas son probados por Dios. Aquellos que no viven por fe y están estancados en sus vidas espirituales no son dignos de ser probados.

Por esta razón el que seamos probados es un honor. Por esto el apóstol Santiago dice sobre esto:

Santiago 1:2 = “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…”.

Ser probados es motivo de gozo porque no todos son dignos de ser probados por Dios, eso es concedido a los que avanzan por la fe y son tenidos en cuenta por Dios para estar calificados para tomar las promesas.

Los primeros cristianos de la iglesia primitiva se gozaban en la pruebas porque era un honor para ellos el ser dignos de padecer por Cristo (Hechos 5:41).

Cuando uno entra a la universidad sabe que tiene que dar una serie de pruebas hasta dar la prueba final y acreditar el título. Cuando Dios nos prueba quiere acreditar que somos capaces en Él de tomar las promesas que Él nos ha dado y que podemos poner en práctica lo que nos ha enseñado por su palabra. Muchos se alegran cuando saben que han entrado a una gran carrera y a una gran universidad, cuanto más si Dios nos considera para probarnos y capacitarnos para lo eterno.

Es motivo de alegrarse en gran manera el hecho de ser probados por Dios para hacer cosas grandes para su reino.

Un cordel de acero para comprobar que resiste 1000 Kg. de peso debe ser probado para garantizarlo. Así Dios también prueba a sus hijos para comprobar y demostrar que lo que el ha puesto en ellos es confiable. No es que Dios no lo sepa, es para que sus hijos lo comprueben.

¿Como se desarrolla la prueba?

La prueba no es de un día para otro, sino que es un proceso para aprobar este examen de Dios. En este proceso existe un desarrollo de la prueba donde hay distintos elementos involucrados como veremos a continuación:

Romanos 5:3-5 = “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.

Como podemos ver en esta porción de la escritura se mencionan cinco electos involucrados en el proceso de la prueba. Ahora estudiaremos estos elementos que debemos considerar para salir victoriosos de una prueba. Estos son los elementos que deben estar presenten en una prueba de Dios y son necesarios para aprobar este examen.

1. La tribulación

“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones”

Viene de la palabra “thilipsis” que significa situación de presión, adversidad, estrechez, aflicción, angustia, atribular, persecución, tribulación.

El proceso de la prueba comienza con una tribulación y esto es motivo de gloriarse. Las tribulaciones son circunstancias o situaciones de presión que todas las personas viven, pero que en Dios son parte de un proceso dirigido. Somos afligidos si hacemos el bien o el mal, por lo tanto es mejor vivir estas situaciones con Dios que sin Dios. Pablo describió como tribulaciones todos los tipos de adversidades que tuvo que enfrentar en su vida cristiana.

Son necesarias para este proceso y es por esta razón que Pedro dijo: no es sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido. No es algo raro es algo normal y parte del avance en la vida cristiana. La tribulación obliga a utilizar la fe.

Esta tribulación está en función del crecimiento de cada persona y lo que puede resistir, porque Dios es fiel y no va a sobrecargarnos (1 Corintios 10:13), ya que es un proceso formativo y no destructivo. La prueba va dirigida a desarrollar fe y carácter en nosotros y no para destruirnos.

Cuando somos sometidos a esta presión se manifiesta en nosotros lo que esta escondido y junto con eso se prueba si nuestras obras son realmente del Espíritu Santo. Por esto la analogía con el fuego de prueba, así el oro cuando se somete a fuego suben y se hacen manifiestas sus impurezas. Es necesario en este proceso de purificación que salga a la luz aquello que no se ve en nosotros en circunstancias normales. Sales a la luz todo mal carácter y mala actitud, e incluso malos espíritus que tenemos albergados dentro de nosotros.

Además esta presión se va a desafiar nuestra fe a creer bajo estas circunstancias lo que Dios ha dicho y prometido.

Dios espera que esta tribulación produzca la segundo, la perseverancia.

2. La perseverancia

“sabiendo que la tribulación produce paciencia (perseverancia)”

La palabra usada para paciencia es la siguiente: “jupomone” que es; resistencia, aguante, perseverar bajo situaciones de presión.

La tribulación cuando es bien entendida por el creyente produce persistencia, desarrolla la capacidad de resistencia bajo presiones con la fuerza de Dios.

Por lo tanto para que se produzca la persistencia debe ser probada la fe:

Santiago 1:3 = “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

La perseverancia toma sentido cuando estamos avanzando en torno a un objetivo o visión. Es permanecer haciendo lo correcto estando bajo adversidad. Tenemos promesas de Dios por delante y sabemos que después de esa tribulación Dios quiere hacernos bien.

Cuando se manifiesta la presión y salen a la luz aquellas cosas que no estaban bien en nosotros, es necesario acudir a Dios y por fe en Él, ser limpiados de eso. Cuando nos encontramos con nuestro mal carácter, con nuestra mala actitud, no es para que nos culpemos y echemos a morir, sino para que sepamos lo que hay en nosotros y entonces poder ser limpios por Dios de eso.

Cuando las cosas no resultan no debemos dudar de las promesas de Dios y de lo que el ha dicho, sino que debemos permanecer y persistir creyendo ante toda adversidad avanzando por la fe. Es en esta fe que podremos ser limpios y purificados.

Los que toman las promesas y llegan al cielo no son aquellos que cometen menos errores y son más perfectos, sino aquellos que creen y perseveran hasta el final, es decir, hasta tomar lo que Dios ha dicho. En este proceso aceptan las imperfecciones de su carácter y se someten a Dios para ser limpiados.

Hebreos 10:36 = “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.

Se necesita persistencia para ir arreglando todas las imperfecciones de nuestro carácter y estar listos para recibir las promesas. De lo contrario, ante la prueba no ofenderemos y dejaremos a Dios:

Marcos 4:16-17 = “Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”.

Es necesario que ante las tribulaciones y todo problema que se presente hay que: seguir, seguir y seguir creyendo y avanzando.

Cuando se mantiene la fe con perseverancia, hace que la fe crezca.

2 Tesalonicenses 1:3-4 = “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.

Una fe grande es una fe que persiste en el tiempo. Cuando no desarrollamos persistencia no podemos aprobar esta prueba y volveremos a repetir este ciclo y la tribulación se mantendrá.

Cuando llegamos a desarrollar una persistencia ante las dificultades, donde no paramos de creer, es entonces cuando nuestra fe crece y logramos aprobar este examen.

3. La aprobación

“y la paciencia (perseverancia), prueba (aprobación)”

Esta palabra en el griego es “dokime” y significa: aprobación, de carácter probado, efecto de la prueba, confiabilidad.

Cuando hemos resistido las tribulaciones con persistencia es cuando somos aprobados y dignos de confianza. La fe que se desarrolla esta aprobada junto con el carácter. Para aprobar las pruebas de Dios se necesita persistencia. Cuando se mantiene firme la fe y el carácter se va purificando comenzamos a estar acreditados y somos candidatos firmes para recibir las promesas de Dios.

Una vez que se desarrolla persistencia, llegamos a estar aprobados y listos para recibir las promesas. El estar aprobado para recibir las promesas produce expectación de que en cualquier momento ocurra lo que se espera.

4. La expectativa

“y la prueba (aprobación), esperanza (expectativa)”

Esta palabra en el griego es “elpis” que significa: esperar con anhelo y expectación.

Cuando sabemos que estamos aprobados hay una gran expectativa en nosotros, porque en cualquier momento recibimos nuestras promesas. Nadie puede estar a la expectativa de recibir su promesa si no esta aprobado. La expectativa es motivo de estar alegres y gozosos.

Por eso dice la palabra que estamos gozosos en la esperanza:

Romanos 12:12 = “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración…”.

Cuando estamos aprobados se genera una expectación de la gloria que se manifestará en nosotros.

2 Corintios 4:17 = “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.

Cuando estamos aprobados viene una expectación de avanzar en el reino, porque hemos confiado en lo eterno y de lo eterno que no se veía hemos usado en la prueba. Ninguna tribulación es para siempre y cuando tenemos la expectativa de lo que vendrá después, toda persistencia vale la pena. Porque estamos aprobados para el cielo y para las promesas terrenales, puesto que este camino tiene promesas de esta vida y la venidera (1 Timoteo 4:8). Las expectativas de lo que sucederá crecen cuando en nosotros se va acumulando un cada vez más excelente peso de gloria de Dios. Su naturaleza divina se va haciendo más real en nosotros.

Para poder entender este proceso cuando uno se encuentra en adversidades, y no dudar de las intenciones de Dios se necesita tener el amor de dios en nuestros corazones.

5. El amor

“y la esperanza (expectativa) no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”

Para salir victorioso de una prueba lo que hay que tener muy claro es que Dios nos ama. La expectativa de lo que Dios ha dicho no es una ilusión vacía, ni tampoco una idea de hombre, sino una expectativa en la verdad misma de la palabra y promesas de Dios.

Cuando el amor llena un corazón no existen las vergüenzas ni los temores, porque el murió y se dio a nosotros para que fuésemos salvos. Y si el murió por nosotros no podemos dudar de su benignidad y buenas intenciones hacia nosotros y podemos confiar en Él ante situaciones difíciles sin pensar que nos destruirán. Las tribulaciones no son para destruirnos y Dios las controla para que podamos aprovecharlas en nuestro avance.

Por esto es que ni tribulación ni angustia ni nada podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Alguien que no entiende como es que Dios prueba a sus hijos es alguien que no ha conocido el amor de Dios.

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martes, 25 de marzo de 2008

Aprendiendo a sembrar bien



La ley de siembra y cosecha, que ha sido establecida por Dios, afecta a todos las personas que viven en la tierra, por lo tanto es importante conocerla bien y aprender a usarla de la mejor manera. Esta ley dice que todo lo que sembremos en la vida, eso cosecharemos también.

Gálatas 6:7-19 = “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.

Dios estableció una ley para nosotros los hombres donde todo lo que hagamos tendrá una cosecha. Según esta ley lo que hagamos será inevitablemente cosechado por nosotros mismos y ningún ser humano la puede esquivar. Esta ley afecta a todos los hombres por igual.

Por lo tanto esta ley nos afecta a todos dado que muchas cosas que vivimos y tenemos hoy son la cosecha de algo que sembramos en el pasado. Todos queremos tener un buen futuro y una buena vida dentro de la santidad y voluntad de Dios y para esto se hace necesario el sembrar bien.

Dios quiere que vivamos su vida y que disfrutemos el vivir con Él. Quiere que disfrutemos el trabajo, el ministerio, las relaciones etc. Dios fue quien creo y estableció la ley de siembra y cosecha para todos los hombres, y nosotros como hijos de Dios debemos ser los que mejor la usan y poder vivir mejor.

Una buena siembra siempre tendrá una buena cosecha y una mala siembra siempre tendrá una mala cosecha.

¿Cuáles son los elementos presentes en una siembra?

Los elementos que siempre están presenten en una siembra son los siguientes:

1. El sembrador: “Todo lo que el hombre sembrare”. Todas las personan son sembradores. No se limita a cristianos o no cristiano, sino que todas las personas sepan o no, son sembradoras. Dios hizo al hombre un sembrador por excelencia.

2. La semilla: “Hagamos bien”. La semilla es todo lo que los hombres hacemos, sean actitudes, palabras y acciones. Como siempre estamos haciendo estas cosas en la vida, nuestra vida es una permanente siembra. Toda semilla que sembremos dará su fruto según el género que tenga.

3. La tierra: “Hagamos bien a todos”. ¿Quiénes son todos? Las personas. Toda persona es un terreno de siembra.

Como podemos ver todas las personas nos relacionamos con otras y como todos somos sembradores querámoslo o no, siempre estaremos sembrando algo en alguien.

¿Qué es lo que hay que hacer para sembrar bien y tener una buena cosecha?

Para sembrar bien y tener una buena cosecha es necesario seguir los siguientes pasos:

1. Buscar a Dios para aprender a sembrar.

Oseas 10:12 = “Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia. Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes”.

El primer paso que debemos tomar para sembrar bien es buscar a Dios. Dice la palabra que es tiempo de buscar a Dios hasta que nos enseñe la justicia que es la forma de sembrar bien. Hay que tener paciencia y pasar tiempo buscando a Dios hasta que sepamos como hacerlo. No podemos dar un paso en falso si es que no sabemos que es lo que hay que hacer. Debemos aprender su justicia, cuales son los pensamientos de Dios y como opera.

La siembra y cosecha es una ley que Dios estableció para todo los hombres, sean cristianos o no, y como hijos de Dios debemos ser los que mejor usan esta ley.

Para hacer una buena siembra se requiere saber bien como hacerlo por eso es que necesitamos aprender de Dios y de su gracia para hacerlo. Sembrar bien no es llegar y tirar cualquier semilla y listo. Es importante conocer a Dios, como piensa y como opera.

2. Identificar la cosecha

Junto con buscar a Dios y aprender a sembrar, debemos identificar lo que vamos a cosechar antes de realizar la siembra.

Para sembrar no podemos tener una vista corta, sino que necesitamos tener visión. Tenemos que ver lo que queremos cosechar antes de sembrar.

1 Corintios 9:10-11 = “Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?”

El que siembra, ara o trilla siendo estas tres cosas parte del proceso de siembra y cosecha, lo “debe” hacer con esperanza de recibir del fruto. La siembra se hace movido por una expectativa o esperanza de cosecha y es por esto que para sembrar debemos saber qué es lo que queremos cosechar.

En el plano espiritual y ministerial para saber que queremos cosechar, Dios debe abrir nuestros ojos espirituales para ver en el espíritu lo que el quiere para nuestras vidas. Necesitamos ver la visión que ha puesto sobre nuestro líder por que en ella está inserto nuestro futuro con Dios. Necesitamos ver qué haremos nosotros dentro de esa visión y qué necesitaremos para cumplir nuestra función bien en la visión. Toda nuestra vida gira en torno al propósito y la visión de Dios. El dice que aquellos que le siguen se han entregado por completo a Él, porque todo es por Él en Él y para Él.

Entonces podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que queremos cosechar?


3. Identificar la semilla

Para cosechar lo que deseamos, debemos sembrar lo mismo en otros.

Al saber la visión y lo que Dios quiere darnos, y saber lo que queremos tener; podemos escoger la semilla adecuada para sembrar y cosechar ese fruto. Es como saber que variedad necesitamos y entonces podremos escoger la semilla correcta.

Muchos quieren cosechar cosas siendo que han sembrado totalmente lo contrario. Si queremos que nos respeten y no respetamos a nadie, nos estamos engañando a nosotros mismos pretendiendo burlarse de Dios.

¿Qué semilla necesita ud? Respeto, amor, honra, amabilidad, cosas, etc.

4. Conseguir la semilla

Una vez que sabemos que semilla necesitamos podemos pedírsela a Dios:

2 Corintios 9:10 = “Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia…”

Podremos pedirle a Dios la semilla correcta, el da semilla al que siembra. Porque necesitamos semilla espiritual y no carnal, puesto que el que siempre para la carne segará corrupción, pero el que siempre en el espíritu de Él cosechará vida eterna. Por eso el fruto del Espíritu es en toda justicia.

Gálatas 6:8 = “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.

Muchas veces en nuestras fuerzas y nuestra carne no es posible sembrar lo que necesitamos, y es por eso que debemos pedirle a Dios semillas. A veces queremos ser amables, pero nos cuesta demasiado, o queremos dar algo y somos avaros. Es por eso que debemos pedirle a Dios semillas.

5. Identificar el tiempo de la siembra

Cuando sabemos lo que queremos cosechar, identificamos la semilla y le pedimos a Dios que nos de sus semillas; debemos saber cuando y donde sembrarla.

Gálatas 6:10 = “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.

El tiempo de siembra es cuando se abre una oportunidad. Hay que saber muy bien lo que vamos a sembrar para identificar la oportunidad de hacerlo. Por no saber sembrar y no saber que cosechar muchos están distraídos y dejan pasar grandes oportunidades en su vida.

Debemos ser entendidos en los tiempos y saber cuando es el tiempo de sembrar. Muchos no aprovechan el tiempo se solteros para invertir más tiempo en las cosas de Dios y así sembrar para el Espíritu. Si es amor lo que queremos, cuando veamos a alguien necesitado de afecto será nuestra gran oportunidad de siembra.

6. Asegurar la cosecha

Todos los esfuerzos que hagamos serán inútiles si perdemos la cosecha.

Gálatas 6:9 = “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.

Vamos a cosechar lo bueno sólo si “no desmayamos”. La cosecha esta condicionada a esto.
Una cosecha nunca debe perderse. Tanto así que Jesucristo necesita obreros para cosechar su siembra. La cosecha es una parte muy importante en una siembra. Sembrar y no dejar de hacer el bien, eso cuida de que la semilla se desarrolle y de su fruto. Un sembrador debe saber que hay semillas que tienen un proceso largo para que estén listas para la cosecha. Hay que arar con esperanza hasta comer del fruto.

No te canses de sembrar bien y hacer bien luego de la siembra para que tengas una gran cosecha.

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